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Incontinencia Urinaria en el Siglo XXI

Todavía hoy en día, en pleno siglo XXI, la incontinencia urinaria causa vergüenza a quienes la padecen y evitan hablar del problema con su médico. La incontinencia urinaria -pérdida involuntaria de orina debido a una falta de control de la vejiga- no es una patología exclusivamente femenina, pero afecta a una proporción bastante más alta a las mujeres que a los hombres Alrededor de 5 millones de mujeres en España la sufren y su prevalencia aumenta con la edad. De hecho la mitad de las mayores de 60 años la padecen. Muchas veces ni la pareja o las personas más allegadas conocen el problema. Las que lo padecen creen que les está pasando algo vergonzoso; el hacerse pipí no se comparte.

operacionNo me parece correcto que la gente asocie incontinencia con la compresa, que debería ser el último recurso. Parece impresentable que una famosa le diga a la mujer en televisión: “si tiene este problema póngase una compresa y vaya donde quiera”. Pensamos que es fundamental consultar con el médico ya que puede tener una solución más digna que llevar siempre una compresa. Y es que la incontinencia se puede prevenir y curar. Mantener el suelo pélvico en forma es la principal estrategia preventiva, especial-mente en el caso de la incontinencia de esfuerzo (aquella en la que los escapes de orina se producen al hacer ejercicio, la tos, risa etc).

Está científicamente demostrado que los llamados ejercicios de Kegel o de contracción del suelo pélvico, reducen los síntomas de forma significativa e incluso, en casos no avanzados, pueden curar. La contracción del suelo pélvico es, en teoría, muy sencillo: se trata de hacer fuerza como si se fuera a cerrar la vagina “para subir algo que está a punto de caer”, esto se realiza durante cinco a 6 segundos y luego relajar, así hasta cuarenta veces al día repartidos en tres momentos distintos. La realidad es que muchas veces se precisa el asesoramiento de un profesional.

La cirugía funciona muy bien en la incontinencia urinaria de esfuerzo y es un procedimiento sencillo en manos expertas que no requiere ingreso. Consiste en colocar una pequeña banda debajo de la uretra para reforzar los tejidos débiles. En el 90% delos casos los resultados son espectaculares. Lo que tiene que quedar claro es que la incontinencia por sí sola no se cura nunca, al revés, empeora con el tiempo. Los factores de riesgo más importantes son el embarazo y el parto y la obesidad. Otros son: tener una madre con incontinencia aumenta el riesgo por tres, las deportistas que refuerzan la musculatura abdominal olvidándose del suelo de la pelvis también son candidatas a padecer incontinencia.

Por último, añadir que la incontinencia urinaria repercute negativamente en la calidad de vida de las mujeres afectas: limita las actividades cotidianas (salir a pasear, ir al cine, viajar, relaciones sexuales, etc) e incrementa el riesgo de depresión. 

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